domingo, 14 de agosto de 2022


LIBERACIÓN

Para el anónimo/a que esté leyendo estas líneas. Es cierto que se nos hace difícil en ciertos momentos la convivencia con nosotros mismos, tratar de detener el incesante bombardeo de pensamientos que azotan nuestra mente día tras día, sin pausa. Escenas del pasado, simular situaciones incómodas para saber cómo responder y miles de causas que se nos pasarán por la mente de uno...

Personalmente pienso que la única salida de darles a esos pensamientos es el desahogo emocional, en realizar la introspección para averiguar porqué la mente nos vuelca una y otra vez en esas escenas pasadas, reflejos en los que por la inexperiencia/ignorancia no supimos actuar como lo sabemos ahora, en decirnos que nos perdonamos y sentimos la indefensión que sufrimos en aquel momento.

En el pasado, tuve experiencias muy negativas durante mi época de bachiller. Recién cambiado de instituto, sin amigos ni gente en la que poder confiar, me embarqué en busca de nuevas amistades al igual que lo haría un niño en el patio. Cuando tu frágil autoestima, inocencia y deseo por pertenecer al grupo se unen, esto crea el objetivo perfecto para el acoso, para que el cáncer se propague por cada parte de tu cuerpo y te vaya auto-destruyendo lentamente. 

Era un simple niño que anhelaba la compañía de otros, un simple chaval que tuvo la mala suerte de convertirse en una especie de saco de boxeo en el que proyectar toda la mierda y frustración de cada uno, alguien a quien sin razón ni motivo convertirlo en un ser apartado de la clase. Solo un cáncer tiene el propósito de ello, de llevarse todo cuanto puede sin bondad ni compasión, un cáncer que tras largos años ha podido ser sanado gracias a la introspección.

Se requiere una gran fuerza de voluntad, ánimo y coraje de bucear en las sombras de cada uno, de enfrentarse a nuestros miedos e inseguridades. Ataviados con una triste linterna, emprender el camino de la aceptación y reconocer que esos pensamientos "marginados" forman parte nuestra queramos o no, están ligados a nosotros porque somos nosotros. 

Solo nosotros somos ese Ser que odiamos reconocer y aceptar, pero no hay escapatoria al final, siempre aparece recordándonos que nos construye. De ahí reside el poder de evolucionar como personas, de hablar y abrazar y amar a ese niño que un día fue rechazado y herido.

¿Qué te quieres decir a ti mismo? ¿Qué frases tienes enterradas en ti que bloqueas por miedo a mostrarte vulnerable? ¿Cuál es tu coraza?



Cuida y ama a ese niño interior, porque de él brota la felicidad, el amor y el temor.

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