Meros reflejos
Un blog de auto-crítica personal, tan reflexivo como profundo que mostrará la sordidez de la sociedad en la que vivo. La decadencia social y la putrefacción se han convertido en una plaga de la que me ha impulsado hacer un blog como éste...
miércoles, 19 de octubre de 2022
A la deriva...
jueves, 1 de septiembre de 2022
FLOTANDO
"Era uno de esos días que está a punto de nevar y el aire está cargado de electricidad. Casi puedes oírla, ¿verdad? Y esa bolsa estaba bailando conmigo, como un niño pidiéndome jugar durante quince minutos. Es el día en el que descubrí que existe vida bajo las cosas y una fuerza increíblemente benévola que me hacía comprender que no hay razón para tener miedo, jamás"
Cada vez que veo American Beauty, siento que es la primera vez que lo hago. Mi vida se ve reflejada en la de esos pequeños personajes que intentan aparentar normalidad cuando todo lo que ocultan es un auténtico caos. Sin lugar a dudas, esta obra maestra da lugar a una larga y extensa reflexión acerca de lo que somos y no podemos mostrarlo.
Vidas frustradas, un trabajo vacío de mierda que te obliga a sacar la falsedad. Odias esa casa que tienes que vender y haces lo imposible por quitártela de encima. Odias tener que jugarte el puesto solo porque tu jefe se esté dando el lote con los beneficios de la hacienda... Así es el comienzo de la película, odio, odio y más odio por todo lo que me toca aguantar, por no tener ese desahogo emocional que tanto necesito, por derribar la mierda de máscara social.
Una máscara social muy pesada, que te drena de energía, te aliena con el ejemplar modo de vida americano de la clase media. Hijos, una mujer feliz, una casa y un coche con el que hacer "propaganda" del éxito. Sostener toda esa farsa nunca había salido tan caro.
Pero ahí te ves, atrapado en esa triste vida que nunca has querido tener. Hasta que de manera fortuita, se te presenta alguien en tu vida que es capaz de disfrutar y contemplar la vida tal y como es... Captarla y capturar cada momento de belleza que esta ofrece, belleza y nada más.
"Es tan difícil odiar cuando tienes tanta belleza por delante"
Coincido contigo, estimado Alan Ball, al final la rebeldía es lo único que nos puede sacar del pozo de mierda que hemos creado y vivido. Rebeldía para mandar nuestra esclavitud a la mierda, rebeldía para serle infiel a nuestro marido y acostarnos con el superéxito de ventas inmobiliarias, rebeldía para Ser, únicamente para Ser.
Estoy convencido sin más, que esta película me transmite un mensaje diferente en cada etapa de mi vida. Aprecio detalles por los que antes no me fijaba, repito escenas que ocultan un mensaje y la veo con otros ojos. ¿Dónde estás? Tiene siempre una interpretación distinta en función de tu autoestima.
Eras un gay reprimido, eras un marido atrapado en un matrimonio fracasado, eras una esposa forzada por la falsedad, eras una chica cuya talla de pecho le hacía sentirse inferior. Se aprecia la evolución de cada personaje, la rebeldía que sienten en su interior, que los obliga a destrozar la máscara social que los asfixia.
Con la valentía de un soldado, le pegabas a tu hijo pensando que así era la forma de educarlo, con valentía te enfrentaste al miedo de ser homosexual y besarlo.
Sé feliz, Lester Burham, sé feliz porque has escapado del mundo de mentiras en el que vivías.
jueves, 25 de agosto de 2022
¿ALGUIEN MÁS?
lunes, 22 de agosto de 2022
Era casi
medianoche, la tranquilidad en las calles y las ventanas apagadas en los
edificios auguraban un nuevo día por venir. Apenas quedaba gente en la terraza,
cuyos vasos y cocteles estaban vacíos y tenían los restos de los cubitos
fundidos.
Una leve brisa
zarandeaba los setos, algunas lámparas nocturnas estaban casi sin batería
mientras que otras aún iluminaban con fuerza. A lo lejos, la imponente iglesia
se alzaba sobre la plácida ciudad. Los focos apuntaban a su campanario
destacándola con el resto de las estructuras. Era la reina de la noche...
¿Dónde
estabas? Me preguntaba mientras secaba la vajilla. Sin ti, aquel lugar se veía
diferente, extraño, algo no terminaba de encajar. Siempre venías con tu
precioso vestido azul marino transparente, ocultaba tras de sí tu delicada ropa
interior de color rojizo. Apenas empleabas maquillaje, te gustaba hacerte
sentir deseada, dueña de mi mirada y mis pensamientos cada vez que revelabas tu
presencia.
Cada domingo
venías a tu hora, sin acompañantes. Te acercabas lentamente a la barra y sin
decir palabra me dedicabas una pícara sonrisa. A veces me pillabas distraído y
de verte se me cortaba la respiración. Era incapaz de reconocerte por tu
belleza, tus seductoras caderas, finas manos y sedoso pelo color oscuro que te
volvían la reina de la noche.
Leía tu
pensamiento, querías que te preparase ese cóctel que tanto te gustaba, adornado
con frutos del bosque y una leve capa de azúcar glass. Ese cóctel al que había
bautizado como "Dafne". La mezcla de sabores frutales rematados con
vodka y tequila te trasladaban al paraíso, con ese capricho olvidabas los
problemas y te volvías una ninfa.
Miré el
reloj varias veces y me sentí decepcionado. Para mi también era un regalo
terminar la semana y disfrutar de tu compañía. Necesitaba esa dosis de
"Ser" tuyo para motivarme con energía hasta el próximo domingo.
¿Dónde estabas? Terminé de cobrar las últimas mesas y me dispuse a recogerlo
todo en el pequeño almacén. Aunque me asomé por el pasillo por si venías sin
resultado.
Cuando estaba
cuadrando las cuentas escuché detrás mío un repiqueteo de dedos.
—Acabo de
cerrar, lo siento. —Dije en un tono casando centrado en lo mío.
El golpeteo
de dedos se escuchó un poco más fuerte. Quería terminar de hacer la caja y
largarme. Ya había dejado de esperarte y al volverme ocurrió lo inesperado.
—Está
cerra... —Me contuve, otra vez me volvías a sorprender. —Ah, eres
tú. —Susurré levemente.
Parecías
también cansada y supuse que la semana había sido dura. Indecisa de saber si
aún estaría aquí o acostarte. Pero aquí estabas, con la mirada clavada en mi,
recostada sobre la barra con la cabeza apoyada sobre una mano esperando tu
premio de la semana.
—He hecho
bien en alargar la hora del cierre por lo que veo. —Pensaba en voz alta a
la vez que te lo preparaba.
Hoy traías
un vestido diferente, de tonalidad más apagada y oscura. La purpurina en tu
mirada se reflejaba en la luz y tu pelo se mezclaba con la oscuridad de la
noche. <<Aun así has venido a verme, quién lo diría>>
Al
servírtelo en la mesa me cogiste la mano en ese instante. Tu mano era suave,
cálida y me transmitió un cosquilleo. Apartaste tu mirada de las vistas y la
clavaste en la mía en gesto de agradecimiento. Con dulzura me acariciaste el
brazo y me mostraste tu espíritu salvaje con un apasionado beso.
Incrédulo,
no fui capaz de cerrar mis ojos para saborear tan aquel preciado regalo. Me
limité a ver a la hija de un dios, a la propia Dafne encarnada. Tu beso me
contagió el aroma del cóctel, tu viva esencia.
Te sentaste
de nuevo y seguiste disfrutando del paisaje. Le diste otro sorbo a la copa y
respiraste profundamente como si no hubiera pasado nada.
Devoraste mi
alma con ese beso, la poca energía que tenía fue absorbida en esa fugaz
conexión de pasión. Increíble. Todos los domingos en los que permanecías en
silencio y solitaria en aquella mesa, deseándote en mis adentros y en este
momento me cazaste desarmado.
¿Dónde
estabas? Quizás tan solo una copa es la chispa para avivar la llama que
contienes en tu interior y liberar tu poder. Un poder propio de una reina que
destaca por encima de la ciudad.